viernes, 8 de marzo de 2013

Capítulo 16:


Lo primero que vi cuando entré al pequeño bar fue su cabello rubio. El estaba de espaldas, sentado sobre la barra. Llevaba una camisa azul, unos jeans oscuros que hacían juego con su campera de cuero. Me acerqué un poco vacilando, pero finalmente me senté en el banco vacío que estaba a su lado. Yo sabía que esto significaría un completo cambio para el pero no tardaría en asimilarlo. Apoyé los codos sobre el tablón y giré mi cabeza hacia él. Clavé mi vista fija en él y ahora podía admirar su perfecto rostro en la vida real. Ya no más visiones, él era real. 

-Me has hecho esperar mucho tiempo - Sonreí

El se quedó callado por unos segundos, hasta que esbozó una pequeña sonrisa.

-¿La conozco, señorita?

-No, pero yo sí a ti… -Dije todavía sonriendo- Mira… yo soy como tú. Sabes a lo que me refiero ¿cierto?

-Claro que sí, pude darme cuenta.

-Bueno…- Dije mirando su expresión de duda- Será mejor que vayamos a otro lugar, más privado

-Claro- Dijo mientras se levantaba del banco.

Salimos del bar y caminamos por unos minutos en silencio, hasta que llegamos a un parque que quedaba a orillas de un río. No pude evitar recordar mi ciudad natal, Biloxi, y sus infinitos ríos que se fundían en la arena.

Nos sentamos en un banco de madera. Podía sentir el fresco viento en mi cara y las suaves olas romper en la arena, era un día precioso. 

-Jasper…- Dije mirándolo a los ojos

-¿Cómo sabes mi nombre?

Sonreí y él hizo lo mismo.

-Te lo explicaré todo. Yo tengo un don, y es el de ver el futuro. Tu imagen vino repetidamente a mi durante los últimos años, sabía que estábamos destinados a conocernos hoy y aquí. Sé que esto suene extraño para ti… ¿Qué piensas?

Jasper se quedó en silencio por unos segundos. Tratando de descifrarme, comenzó a preguntarme acerca de mí, y de mi pasado. No tenía mucho que decir, ya que no recordaba nada sobre mi vida humana, solo sabía que tenía una hermana llamada Cynthia, mi lugar de origen y eso era todo. El me habló de su vida, me contó en las batallas en las que había estado, su origen, también mencionó a los vampiros neófitos y a María, su creadora. Si hubiese estado viva en ese momento, sabía que mi corazón estaría latiendo a kilómetros por hora. Jasper me dejaba atónita, su forma de hablar, su aliento tan frío y dulce me hacían perder la noción del tiempo, podía pasar horas y horas escuchándolo hablar y nunca me cansaría.